Ya hemos hablado muchas veces que una concesión administrativa es un contrato complejo, tanto por la diversidad de aristas que contiene como en el dinamismo del mismo contrato en sí. Es difícil decir si una concesión es buena o no; depende de cómo está redactado el pliego de condiciones, de cómo se va adaptando a los cambios externos que se van produciendo y como el concesionario va “cuidando” internamente su contrato.
Desde Cuestor tenemos implantado un sistema de evaluación, el Q-index, que recoge todos estos aspectos y los clasifica en dos grandes grupos: los mejorables mediante una gestión activa de la relación concedente-concesionario, y los ya consolidados y no modificables que emanan del pliego de concesiones o de una deficiente actuación en la comisiones de seguimiento.
El Q-index evalúa, entre otros aspectos, al rentabilidad económica de la concesión y es útil tanto en el momento de una compraventa de una concesión, como en la elaboración de los pliegos de condiciones, en la redacción de los mismos o para conocer los puntos de mejora de un contrato en vigor.
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